Esposa(o)/Pareja de un Alcohólico(a)
Vine por una solución rápiday encontré un nuevo estilo de vida
Al mirar hacia el pasado, cuando entré por las puertas de Al‑Anon, había planeado quedarme el tiempo suficiente para averiguar cómo lograr el milagro de la sobriedad en mi hogar. ¡Todavía estoy allí!
Me sentía espiritual, emocional y físicamente destrozada. Había renunciado a todas las personas y a todas las cosas. Una amiga me llevó a rastras a Al‑Anon, pero estaba segura de que eso era inútil.
Después de mi primera reunión, todavía estaba muy enojada. ¿Cómo podían todas esas personas estar contentas y sonrientes? Sus hogares no podían estar tan deteriorados como el mío. Afortunadamente, yo también quería sonreír y reír. Una miembro, quien más tarde se convirtió en mi Madrina, se interesó en mí como recién llegada, y yo seguía viniendo.
Los lemas y todos los instrumentos me molestaban, y no compartía. Creía que no necesitaba el Primer Paso porque yo definitivamente tenía el control. No necesitaba el Segundo Paso porque de ninguna manera había hecho nada malo. ¿Alguna vez he tenido la mente tan cerrada? Sin embargo, por alguna razón desconocida, seguí adelante.
Una noche fui con un grupo de mujeres al aniversario de otro grupo. Tenían oradores de Al‑Anon y de A.A. Mi Poder Superior me tocó esa noche. Todo lo que escuché allí y todo lo que se había compartido en reuniones tenía sentido. Por fin comprendí lo que era ser incapaz, y me entregué.
Comencé a cuidar de mí misma y le di al alcohólico la opción de obtener ayuda o seguir su propio camino.
Trabajé en el programa todos los días, especialmente en los Pasos y en las Tradiciones, y el mismo llegó a ser más fácil. Cinco años después, recibimos el milagro de la sobriedad en nuestro hogar, y ambos trabajamos hoy en nuestro programa; pero el verdadero milagro fue encontrarme a mí misma. En Al‑Anon, aprendí a cambiar mi vida y a vivir de verdad.
Bertie P. – Florida
The Forum, marzo de 2017
Hijo(a) de Alcohólico(a)
El cuidar de mí misma aliminó el temor y la ansiedad
Al criarme en un hogar alcohólico, aprendí a enfocarme en la manera en que mi papá llegaba a casa y si mi mamá iba a estar triste o enfadada. Aprendí a preocuparme por mi hermana cuando no llegaba a casa por la noche y aprendí a hacer cosas por otras personas que ellas bien podían hacer por sí mismas. Estaba llena de miedo y ansiedad, y no comía ni dormía bien. Trataba de estar tranquila cuando mi papá estaba en casa, y trataba de consolar a mi mamá cuando ella se sentía molesta. No obstante, no tenía idea de cuáles eran mis propias necesidades y no podía ver un futuro para mí. Un día mi Madrina me escuchó al contarle todos mis problemas y luego me preguntó qué iba a hacer ese día para cuidarme. Le dije que había decidido dar un paseo o ver una película. Al día siguiente, ella me preguntó cómo me había ido con el paseo o la película. Empecé a darme cuenta de cuáles eran mis necesidades, a dejar de enfocarme en los demás y a enfocarme en mí misma. Y la vida comenzó a mejorar.
Al trabajar en los Pasos, pude calmar la ansiedad y el temor. Hablé con mi Madrina, en lugar de tratar de obtener consuelo de personas que no eran capaces de darlo. Aprendí a ocuparme de mis propios asuntos y a cuidarme todos los días. Hoy continúo hablando con mi Madrina, escribo sobre el trabajo en los Pasos y asisto a las reuniones. Me cuido comiendo y durmiendo bien, ocupándome de mis propios asuntos y ayudándoles a los demás en Al-Anon. Esos pasos sencillos que seguí al principio de mi recuperación continúan siendo una fuente de consuelo y crecimiento para mí. Siempre le estaré agradecida a Al-Anon por darme una vida maravillosa y útil.
Helen B. – Montana
The Forum, diciembre de 2017